jueves, 11 de marzo de 2010

Arcade Fire, Radiohead y Sonic Youth: una auténtica liberación




Que Arcade Fire encuentra la llave para liberar al Rock de la jaula del letargo, de una quietud perturbadora y preocupante, pese a ser una manifestación un tanto atrevida y exagerada, encierra algo de validez. La publicación del Neon Bible en 2007 representa una novedad absoluta en esta época donde la música, al igual que el resto de producciones artísticas, difícilmente puede desanclarse de una reproducción y repetición técnica que deteriora el aura y el genio de lo producido.
Como lo mencioné en la segunda publicación de febrero en este Blog, al igual que Radiohead y Sonic Youth, una revolución silenciosa empieza a gestarse cuando un grupo de individuos decide perturbar con propuestas sonoras diferentes las ya desgastadas propuestas de tiempos pasados. No se trata de igualar o “poner en el mismo saco”, de ninguna manera, los genios de Arcade Fire, Radiohead y Sonic Youth. Es absurdo el vicio de algunas revistas o blogs especializados de comparar a diferentes grupos o tendencias. Es cierto que en diferentes planos y contextos estas ofertas musicales logran cosas importantes. Pero lo que tienen en común, quizá, es que gozan de la libertad que permite el sonido, tal vez una de las libertades más auténticas en un mundo colonizado y constreñido hasta en las cosas más minúsculas por una multiplicidad de poderes realmente aterradora.
En efecto, los caminos de la libertad, tal vez una de las principales preocupaciones filosóficas de Occidente, sólo pueden vislumbrarse en el plano de la estética. Sin embargo, no hago alusión a esa libertad ficticia prometida por el cristianismo y el platonismo en la cual trascendemos las cosas materiales en pos de la inmaterialidad y eternidad del alma o las ideas. La libertad sólo puede ser inmanente; inmanencia manifiesta en hermosos sonidos, melodiosas canciones como “Karma Police”, “Teenage Riot” o “(Antichrist Television Blues)”. Radiohead, Sonic Youth y Arcade Fire, contrario a otros grupos, permiten un goce del más acá, confrontan la vida misma con el milagro de la existencia. Como lo decía magistralmente Tales de Mileto, lo sagrado no es una cosa del otro mundo. Son potencias que están en todas partes: en este caso, en sonidos que no parecen artificiales sino más bien una hermosa comunión con ese aire que transporta, que lleva y que permite vivir.
La industria del entretenimiento y la publicidad es una maquinaria que en cierta forma, en pos del consumo y el dinero, deteriora eso que Walter Benjamin denomina como “el aquí y ahora” de la obra de arte, esto es, su aura, su genio. Lo significativo y superlativo de propuestas sonoras derivadas de múltiples etiquetas como el grunge, el rock alternativo, el art rock o simplemente el indie en las cuales podemos ubicar las bandas antes mencionadas, consiste en que han logrado mantener su genio en la época de la reproducción técnica, de los sonidos superfluos, repetitivos y poco auténticos, una tendencia suicida si se quiere en la medida en que agotan y secan, por así decir, ese “aquí y ahora” que permite, sin más, que las canciones permanezcan en la imaginación de los oyentes eternamente.

Diego

1 comentarios:

Unknown dijo...

Este artículo me ha gustado bastante, ahora mismo cuando escribo este comentario estoy pensando en que por alguna razón estos artistas se han mantenido en el mercado, son unos maestros en capturar los sentidos y comprenden lo que persiguen nuestras mentes, nuestra percepción; pero otra idea más noble con su trabajo, es saber que hay grupos como estos que no sólo ponen material en la vitrina sino también susurran al oido desde el primer track de cada trabajo musical, hasta el último aliento en los conciertos. Sigue compartiendo articulos como estos, una lectura como esta fue perfecta para terminar este hermoso día. Un abrazo con -no surprises- de Radiohead.

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